racimo de pájaros violeta
los árboles de tu vereda
resignados como faros
en la noche extraviada
presos de la tierra
sueñan una plegaria aprendida
de la rúbrica fatal
–alarido sordo y luz gélida–
en el cielo atormentado
lejana,
la serpiente antigua
en su vaivén de blanco encaje se agita
y
el tiburón en mi pecho
escande cada segundo
en sílabas únicas
el río rojo en su eterno
periplo
apenas un canto silencioso
que apacigüe la crecida lunar
marea oscura y simiente
ancestral del universo
La tumba profanada
Hace 2 días
1 comentarios:
Hermana querida, te leo, me encuentro...
Abrazo enorme
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