Ahora que duerme me asusto previendo el futuro. Su ausencia. Quisiera curarme ahora que todavía está, del maldito agujero que abrirá en mi corazón cuando se vaya.
Pero no es posible.
Luego de su ida sobrevendrá el dolor que dicen va desapareciendo con el tiempo. Quizás ese pueda ser un consuelo. Pero todavía no lo parece.
Que no termine esta noche en la que duerme plácida sobre su cama, que repita su trasiego de huesos de un lado a otro de mi casa cada mañana mientras busco como atemperar sus dolores, que no me deje todavía que ya empiezo a extrañarla.
0 comentarios:
Publicar un comentario