Un soplo como de alturas
—olor de aire que no mata—
intocado
se derrumbó sobre la plaza
sin nombre
cayó sin anunciar la muerte
del último gorrión
por un instante ventiló la sangre
de aquel que paría
oscuro y solo, hombre y mujer
agachado
la cara hacia el bitumen
recordando la tierra la cara hacia el bitumen
buscando agua la cara hacia el bitumen
a pleno pujo la cara hacia el bitumen
cayó sin anunciarse
a ventilar la sangre de quien pare oscuro y solo
—el último pariendo un primero, qué ironía—
bajo el eco de la luz
de cincuenta estrellas.
Apenas.
—olor de aire que no mata—
intocado
se derrumbó sobre la plaza
sin nombre
cayó sin anunciar la muerte
del último gorrión
por un instante ventiló la sangre
de aquel que paría
oscuro y solo, hombre y mujer
agachado
la cara hacia el bitumen
recordando la tierra la cara hacia el bitumen
buscando agua la cara hacia el bitumen
a pleno pujo la cara hacia el bitumen
cayó sin anunciarse
a ventilar la sangre de quien pare oscuro y solo
—el último pariendo un primero, qué ironía—
bajo el eco de la luz
de cincuenta estrellas.
Apenas.
Puedes oírlo si quieres.
2 comentarios:
Tu poesía sigue siendo esos blues denso que llegan a dolerm y gustarme tanto desde adentro de los huesos.
Gracias por tu comentario. Eres bienvenido por este barrio.
saludos
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