la piel se le volvió canto
de margaritas
y sobrevoló los techos
sembró desde el aire
un olor a arpegio tibio
en Do de color té
recostó la cabeza
de él
en su regazo eterno
le puso levadura en la boca
le puso en la frente un beso
y lo llamó amor
así, en medio del silencio oscuro
le parió insanas ilusiones
que arraigaron
en el pecho azul, salado y sordo
con el tiempo desgajaron la carne,
florecieron, semillaron,
volvieron a morir
así que
cada vez que llueve un blues
él mueve la cabeza
bronce dulce, y recuerda
él mueve la cabeza, los dedos mueve
la boca mueve pero en silencio,
no se oye en el espejo
si bebiera en esa luna, si arase en ese cuerpo
vería margaritas en Do, como milongas
naciéndole del pecho
La tumba profanada
Hace 2 días
2 comentarios:
es muy tierno, sylvia, y suave, como lo que mayormente leo de vos
gusto y saludos, preciosa!
me gusta mucho, en especial "no se oye en el espejo"... muy bueno.
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