28.3.20
Madrugada
Esta es la hora de la que no se puede huir,
esa que ronda minuciosa la cordura
sostenida con esfuerzo,
reuniendo desasosiego tras las cortinas
atrayendo la bruma tras los portales
olvidando besos que nos salvaron
de mil desgracias en otro tiempo
deshilachado por la constancia
de su fluir.
Esta es la hora a la que temo
se acerca bajo el murmullo de la hojarasca
se hamaca en las plazoletas abandonadas
se eleva en el sonido metálico
provocado por el viento
y susurra porque teme desgarrarse en un aullido
que no pueda hallar el fin.
3.12.19
Se acabó
El triste quehacer de las variables moviendo la raíz de las certezas
abunda sin decoro ni cobijo, se abraza del plomero y del poeta
rebuzna en el delirio de la noche…
hay anhelos que maduran la sevicia del que espera agazapado la derrota
un temblor de ojos en el pecho, un parir de mierda en la mirada
y en la casa oscurecida, el pavor.
Un sabor en lo profundo
óxido de mares en cavernas
una estela de espuma en la mirada
un montón de pájaros sin patria
miles de árboles sin hojas
espejos y reflejos rompiendo las auroras
amores olvidados, canciones, viejos disfraces
todo brillando desnudo y cruel bajo la lluvia
Una calle adoquinada, faroles apagados
un muelle adonde nadie va, pero que espera
enredaderas alternado en las ventanas
el perro a solas acostado sobre el suelo
brillando desnudo y cruel bajo la lluvia
Cada nube con su oscuro en pleno rayo
cada gota redonda y asesina
la lluvia desnuda y cruel
Brillando.
Se acabó la fluida voz que la marea alcanza
terminó lo que se daba
se acabó lo que se piensa aunque no pienses
empezó la seca agostando aquel verdor
empezó otra vez la calle a pasar bajo el profundo azul
calcinando la tarde
Los pájaros bebieron de aquel mar, y se fueron.
31.10.18
Quiero
De viva voz quisiera morder con la boca del dolor
cada fruta y su carne, cada suspiro de amor, cada grito.
De viva boca quisiera morirme de fruta madura, de amor en la carne,
dar voz al dolor y morir.
De fruta viva quisiera morder el suspiro y gritar de dolor por amor a tu carne
y en la boca una voz por ti.
Una voz, que muerda como muerde el tiburón la presa,
como muerde el hambre,
como muerde la costra en la herida que quiere abrirse,
una voz que muerda con los dientes de la rabia y la furia,
que muerda como una jauría muerde, sin consciencia pero alevosa,
que sacuda la prensa de los colmillos en la carne presa para mejor destazar,
una voz que no te deje ir,
quiero.
11.2.18
Descanso
Ahora que duerme en la noche, descansa el oído de su lamento, la espalda de su peso y la casa toda de su lento arar sobre la vieja baldosa que sufre su paso apenas rozando el piso, leve de dolor y cansancio.
Ahora que duerme me asusto previendo el futuro. Su ausencia. Quisiera curarme ahora que todavía está, del maldito agujero que abrirá en mi corazón cuando se vaya.
Pero no es posible.
Luego de su ida sobrevendrá el dolor que dicen va desapareciendo con el tiempo. Quizás ese pueda ser un consuelo. Pero todavía no lo parece.
Que no termine esta noche en la que duerme plácida sobre su cama, que repita su trasiego de huesos de un lado a otro de mi casa cada mañana mientras busco como atemperar sus dolores, que no me deje todavía que ya empiezo a extrañarla.
Ahora que duerme me asusto previendo el futuro. Su ausencia. Quisiera curarme ahora que todavía está, del maldito agujero que abrirá en mi corazón cuando se vaya.
Pero no es posible.
Luego de su ida sobrevendrá el dolor que dicen va desapareciendo con el tiempo. Quizás ese pueda ser un consuelo. Pero todavía no lo parece.
Que no termine esta noche en la que duerme plácida sobre su cama, que repita su trasiego de huesos de un lado a otro de mi casa cada mañana mientras busco como atemperar sus dolores, que no me deje todavía que ya empiezo a extrañarla.
4.2.18
Un carajo de poema dolorido
Mi madre es una leona que ruge en la noche.
Fue niña hija y asistente de una madre inválida que lavó sus pisos a ras del suelo, como lombriz, aireando la tierra fértil de la vida de mi madre-niña, cachorro crecido que levanta baldes liberándola de su reptar a los once años. Volvió la vieja leona a su silla, a descansar de arrastrar sus piernas inútiles.
Mi madre ruge en la noche.
Fue niña-mujer mi madre y cumplió con la suya hasta que murió la inválida que sostuvo a toda la familia, y entonces fue mujer-esposa mi madre que me parió.
Mi madre ruge en la noche.
No sé si hay un dios o un destino o es apenas una mierda el cuerpo que nos tiene. Ruge en la noche por un dolor que es más que la carne adolorida. ¿Acaso le duelen las piernas inútiles de la vieja leona a la pierna de mi madre?
Mi madre ruge al ras de la noche su dolor y no tengo consuelo para darle.
Mi madre ruge al ras de la noche su dolor y no tengo consuelo para darle.
24.1.18
Otra voz
Reviso impaciente las palabras que hay en mí. No soy dueña de lo que pienso. Soy apenas un reflejo de otras voces que, sobre mi pensamiento, han saltado hasta formar esta especie de paisaje lunar.
Reviso imprudente las palabras que salen de mi boca y no sé si debiera censurar lo que digo, es tan poco lo que me pertenece que para qué decir.
Reviso involuntariamente las palabras que no escribo.
Duele la presencia del tiempo bajo las plantas de mis pies. No pienso en cuáles han sido los pasos dados ni mido las distancias; cuántos fueron o qué significado pueden guardar si no es posible volver sobre ellas. No dispongo de más horizonte que aquel que veo desde hoy y perderlo por mirar atrás es insensato. Quizás deba cerrar los ojos para evitar la tentación de voltear la cabeza. La mujer sin nombre vuelta sal todavía advierte.
Ante la puerta cerrada golpea la mirada una vez y otra y otra. No atiende nadie el llamado. Se teme al mensajero que no traiga otra cosa que lo que ya se sabe. Lo nuevo es motivo de discordia y lo viejo se deshace entre los cacharros arrumbados en el fondo de la casa. Nadie llega hasta ahí, nadie airea ni entierra lo viejo, temiendo el resultado. Lo nuevo muere desangrado en la puerta, del lado de afuera, a la intemperie estéril de una madrugada eterna.
Mientras tanto el viejo oficio embrida los dedos para que caracoleando borden palabras ajenas sobre resmas prestadas. Es imposible que la negación prospere. Mejor hacer de cuenta que la autenticidad está asegurada. Que nadie ha plantado las semillas de este hacer solitario. Que nadie sembró lo que da fruto. Que toda cosecha me pertenece. Pero allí los cráteres vacíos. Allí la nada y su inercia. Allí el rastro de otra voz que no es la mía.
Resignada nivel dios
La tierra, cáscara helada de puro invierno, ha dejado de ser. Todo ha muerto. Camino sin ver qué pisan mis pies y dudo que algún día pueda verlo. Es que estoy ciega. Busqué auroras de pan, saciar el hambre del abrazo curador, del sexo mágico, tal vez del amor. Me creí todos los cuentos. Preferí el refugio antes que la intemperie. Quise salvarme como era costumbre, obedeciendo.
Las que yacen bajo este suelo
no saben más que silencio
Otras preguntan vueltas cenizas al viento
y no hay respuestas, sólo silencio.
Es el amor, contaba el último cuento. No le discutas, ya sabés que te quiere. Mirá si no, qué húmedos tiene los ojos cada vez que te pide perdón. Es que no controla la fuerza que tiene. Por eso no le decís nada al médico que diagnostica ni a quien te enyesa. Te prometió que nunca más. Y quizás ahora sea cierto.
Levísimo en el aire se expande el grito
ahogado en pleno nacimiento.
Buscó sin descanso hasta morir
la razón de la muerte o su remedio.
No hay remedio cuando se enoja. La culpa es tuya. Sabés bien que está cansado. Viene de la obra con la espalda quebrada, los riñones doloridos. Viene estresado de la oficina por un puto salario, harto de los días perdidos. No le hagas preguntas, que viene de lidiar con los socios en la empresa. Qué suerte tenés vos, que estás en casa sin hacer nada.
El sismo cotidiano afea la calle
resquebraja todo el pavimento
bajo un infierno de barro y limo
los huesos reanudan el cansancio
Todo por no tener buen ojo para elegir marido. Te lo merecés por miope. Por daltónica. Ciega bruta que elige sin mirar lo que hay en oferta. Ahora hacete cargo. Mirá nomás y aprendé cómo hacerlo la próxima vez si es que salís viva de ésta. Si te largan de esta trena. Aprendé lo que te enseñan.
En los mil huecos del osario oculto
como cada noche cuando sopla el viento
canta la voz de la mujer en pena
que duda todavía de su muerte.
15.4.17
Momento I
Para Laura Alonso
Averiguo de mi loca sed de poesía
cuando derramas una gota breve
No se beben poemas
como si del desierto me volviera
Sin embargo duele
dejar de leer
el poema llega como a cántaros
me llueve en el alma como a madrugada
y yo despierta en el desierto
preguntando-sabiendo
qué tarea más terrible
leer poemas
qué dulce tarea
leer poemas
qué esperanza
qué destierro de plumas
biromes olvidadas en el fondo del cajón
tantos ataúdes para tantas hojas en blanco
papeles desalmados
sin comunión con alma alguna
arropadas por el polvo de la des-memoria
o del des-encanto
No pares de escribir
aunque te duela
que mi olvido de la Sed
me muere.
Ah, recién estoy en la página 17
Lujuria
La tarde abría su boca roja
cubierta de seda gris
Rompía la luz contra la paredes
Acostado sobre la vía brillaba el riel
atormentado en el vaho del aire inmóvil
desde el cielo la lluvia no llega sólo la luz
No sé si bajan las nubes a mirar lo inerte
calladas descienden disfrazadas de vapor
gozan de la piedra húmeda pariendo musgo
El verdín amenaza las fotos las postales viejas
hasta que una raya de luz raja el cielo en dos
y al morir se derrama en dulce lujuria de agua.
2.2.17
Cucarachas enojadas
elimino la cucaracha
desaparezco a Mari-Juana
elimino al tito y me queda
esa viola que arremete
contra la bata
muro nuevo contra la bañera
y la cucaracha
la cucaracha que no puede
muro triste por fuera
que no puede caminar
y la marea disturbia
la marea contubernia
desturbantea la marea
porque
la cucaracha la cucaracha
ya no puede caminar
aturbantados, velados, combinados
en turcos y marrones y moros y cristianos
devuélvanse la gana
acuérdense
de Villa y de Zapata.
1.3.16
Garúa
del cielo la
lluvia se cae de a poco/ en cámara lenta se resbala por el techo hasta alcanzar
los jazmines y las magnolias/se cae hacia el pastito recién crecido que la
recibe tierno mientras los sapos bailan a su ritmo/salpica las macetas y las
hojas y flores que quedan a su alcance/juega de amante con la malvarrosa quien
la recibe sobre su ramas que invaden el rosal enredado en el alambre como
adorno falso/ acechante espina sin aroma/llega exhausta de tanto beso a la
tierra /que la recibe como si fuera en la hambruna pan.
29.2.16
desde mi frente
desde mi frente
la palabra de mi boca
hacia mis dedos
aire al viento que no la grita
no hay más entraña que en el espejo
cada reflejo de mi alma copia
en pleno sueño es roca y agua
es rojo y negro de pompa y luto
ni azul celeste ni corazón
sólo tripas y hueso.
desde mi frente hacia la boca
bóveda múltiple y tormentosa
al río fresco del paladar
cantar mi boca deseara
y no llorar.
Madrugada
Aliño tedio con una pizca de cerrazón
me recuesto en las almohadas ciegas
una nube oscura festonea la ventana
un olor a tierra de lluvia, una paloma negra
Un vago ardor en el horizonte anuncia la mañana
Mezclo silencio con tiranía de penumbras
con orgías de asombro, con fiebre, con desencantos
A mi bisabuelo, padre de Liborio.
Arisca raíz de tierra roja
la flor que me convoca enterrada en la llanura
semilla de la sangre en pleno cuadro encrucijado
crespón negro, encaje de luto enamorado
te encuentro a mitad de camino
de la nada hacia la nada
Padre de mi abuelo, cuidador de almas transmigradas
de tu tajo certero fueron amantes los muertos que ayudaste
amantes de tu boca sabia y pulso helado, cierto
Haces falta en este mundo sin dignidad, viejo
Que te escupa la tierra amoratada
Que cada tajo que sajó tu cuerpo sane
Que como pan de amargura te devuelva la muerte
y vuelvas a cuidar de nuestras almas doloridas
ayúdame —cuando me toque—
a bien morir que tengo miedo
me lo debes, que soy sangre de tu sangre
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